Wednesday, December 10, 2014

¡Y nosotros sin saberlo!


La CIA acaba de hacer público un dossier que contiene las torturas a las que sometió a más de un centenar de hombres sospechosos de ser islamistas radicales, de pertenecer a la organización terrorista Al Qaeda y de haber participado en el atentado contra las torres gemelas de Nueva York.

Muchos se rasgan las vestiduras.

Al parecer acaban de enterarse de lo que el resto ya sabíamos desde hace años.

Yo pienso en Goya. En la serie de grabados:  “Los horrores de la guerra”.

Pienso en Bradbury y en su genial obra "Crónicas Marcianas", en su crítica a los psicólogos y a los “expertos” de la intelectualidad por la obsesión que tienen en clasificar los comportamientos, en  uniformizar las conductas, en organizarlas.

Pienso en la cantidad de planetas en los que no existe ninguna señal de vida y se me antoja que tal vez ellos, silencio y polvo, sean el refugio de Dios.

La Tierra, el único planeta con vida en miles y miles de kilómetros y sin embargo tengo la impresión que desde el principio de los tiempos el hombre no ha hecho otra cosa que buscar su autodestrucción. Odia, se auto odia, vuelve a odiar, el amor es amor-odio y el único medio de superar tal insensatez, que es la soledad, no gusta a nadie. El hombre es esquizofrénico por naturaleza. Odia la soledad tanto como la sociedad.

Esos a los que las nuevas revelaciones parecen haberles cogidos desprevenidos ¿no conocían la miseria de Guantánamo? ¿La promesa incumplida de Obama de cerrarla para siempre? ¿Tampoco saben de la brutalidad de la policía americana contra los vulgares delincuentes? ¿Ni siquiera han visto, han leído, la cantidad de veces que una inyección letal no ha funcionado y el condenado a muerte ha estado sufriendo antes de finalmente morir? ¿No han oído hablar de los linchamientos, del Ku klux klan? ¿Historias pasadas? ¿historias para no dormir? ¡Qué más quisiéramos nosotros! ¡Qué más quisiera la Humanidad!

Más terrible aún es ese empeño en separar a los ciudadanos de sus instituciones y luego, nuevamente, volver a separar a las instituciones en compartimentos estancos. Es esa obsesión por la asepsia, por el orden, por la “apariencia de racionalización” lo que seguramente nos empuja a creer que es la CIA y no el sistema americano el que ha llevado a cabo esas torturas, a estar convencidos de que hay que separar entre el mobbing que muchos sufren a diario en las redes sociales hasta el punto de que algunos terminan suicidándose y este tipo de torturas, a distinguir entre la violencia diaria –inclusives actos brutales bajo el pretexto de las novatadas en las universidades mas renomadas-  y las torturas a los presuntos terroristas; como si los torturadores y los torturados no tuvieran nada que ver con la sociedad real, como si estuvieran en otros mundos, lejanos y no pertenecientes a este nuestro.

O caemos en el terrible Principio de Identidad “a es a”.

O caemos en el Todo en el Uno y el Uno en el Todo.

O caemos, como en este caso,  en el Nada tiene que ver con Nada.

Elegir cualquiera de estas opciones resulta más cómodo que pensar que en una sociedad Todo o casi todo está interrelacionado. Los niños empiezan a disparar a diestro y siniestro y son casos aislados. Actuaciones aisladas de chicos dementes de familias rotas. Los policías matan a diestro y siniestro, incluso a un chico que llevaba una pistola de juguete y es, nuevamente, un caso aislado. Un hombre amenaza con saltar desde un quinto piso. Los transeúntes desde abajo le animan a que lo haga. Nuevamente un caso aislado.

No sé quién fue el primero que lo dijo. Tal vez Perez Reverte, no lo sé. En cualquier caso la afirmación venía a asegurar que al hereje hoy en día no se le quema. Hoy en día se le aisla, se descalifican sus buenas obras, se olvidan sus buenas acciones, se malinterpretan los hechos, se le deforma, se le desvirtúa hasta tal extremo que ni siquiera él mismo puede reconocerse en la nueva personalidad que le han impuesto desde afuera, a veces –casi siempre- con la ayuda de sus más íntimos, de aquéllos que mejor le conocen. Lo dicen los políticos: sus mayores enemigos se encuentran en su propio partido. Lo dicen los que tienen familia: líbreme Dios de mis parientes, que yo me libraré de mis enemigos.

¿También hechos aislados?

La muerte, la violencia física, la violencia psicológica, la tortura, están instaladas y bien instaladas en nuestra sociedad. No sé cómo era en el pasado. Viendo los grabados de Goya, sospecho que no muy distintos. Pero aquéllos tiempos, aquéllas gentes, son considerados por nosotros –hombres civilizados- como épocas oscuras y bárbaras.

Tal vez los adelantos tecnológicos nos ha permitido creer que estamos más cerca que nunca del mundo de los dioses. A mí me parece que tal creencia sólo muestra y demuestra nuestra necedad. Me limito a repetir lo que ya escribí: Las películas de acción y de amor se han transformado en cintas de violencia y sexo.

Me gustaría poder distinguir entre estamentos sociales, entre pobres y ricos. Me gustaría poder exclamar lo mismo que exclamaba la Juana de Brecht: ¡No es la maldad lo que me muestras, es la pobreza de los pobres lo que veo!

Lamentablemente eso resulta imposible. Las clases socialmente privilegiadas, aquéllas que justamente por su posición deberían ser más duras y estrictas consigo mismos se arrastran por el lodo de la permisión con más fuerza si cabe que las clases con menores recursos. ¿Por qué? Porque el lodo para las clases poderosas supone la diversión, para las otras el medio en el que obligatoriamente han de sobrevivir. La decadencia no viene de las clases menos adineradas, sino -eso es lo verdaderamente trágico- de los estamentos más elevados que en vez de preocuparse por ayudar a sacar del fango a ess que se ven condenados a nacer y a vivir en él, en vez de intentar mejorar las condiciones sociales, acuden acompañados de sus mayordomos al lodazal, se zambullen ruidosos en él y luego van a ducharse. A eso le llaman "igualdad" y "confraternización con la sociedad". Mejor sería que atendieran a sus deberes, a sus obligaciones. Mejor sería que se grabaran en el alma un lema: "Nobleza obliga".
Demasiado esfuerzo.
Es más fácil tirarse al barro.
Sobre todo cuando a la salida se tienen preparadas una ducha y una toalla.

Los rumores de tortura persiguen a los Estados Unidos desde hace años.

Los rumores de tortura.

Los rumores del salvajismo de las instituciones de seguridad.

Los rumores del salvajismo de las empresas privadas de seguridad.

Los rumores del salvajismo de una sociedad envuelta en un aire que huele a marihuana y hachís

Sustancias, por supuesto, no nocivas para la salud.

Nada que ver con los cigarrillos, que esos sí que matan.

Los rumores del salvajismo de una sociedad que nada en whisky.

Símbolo del vaquero invencible. Nada, por tanto, de lo que merezca la pena preocuparse.

Los rumores del salvajismo de una sociedad víctima de la mediocridad de las clases sociales más poderosas.

Los rumores de salvajismo en una sociedad que está convencida de que la teoría de la selección natural afirma que en la naturaleza gana el más fuerte y el más débil perece. Y ella, claro, no está dispuesta a ser la débil.

Por más que sus estructuras estén podridas y caducas.

¡Llamen al cirujano estético!

¡Hagan un transplante de hígado!

¡de riñón!

¡de corazón!

¡Ah! ¿Es que son operaciones necesarias para sobrevivir?

¿Entonces por qué tanto secretismo a voces?

¿Entonces por qué tanto escándalo cuándo salen a la luz?

La CIA ha torturado.

Lo ha hecho con el beneplácito del otrora Presidente de los Estados Unidos.

Pero claro, ni la CIA ni el ex Presidente Bush tienen que ver con la sociedad americana.

La sociedad americana tampoco tiene nada que ver con la sociedad occidental.

La CIA ha torturado.
Nada que ver con la sociedad americana.

El Islam radical corta cabezas.

Pero nada que ver con el Islam.

China y Corea torturan a los americanos.

Pero nada que ver con la amistad chino-coreana-americana.

Rusia juega a la ruleta rusa.
Nada que ver con la desesperación de los rusos.

En India y medio mundo más se viola a las mujeres.
Nada que ver con el Machismo de la sociedad india y de medio mundo.

Los salvadores de Occidente hacen sonar sus voces con cada vez más fuerza.
Nada que ver con el miedo de Occidente.

Hechos aislados.

Nada que ver con nosotros.

Nada que ver con nuestro estilo de vida.

La CIA es la única que ha incumplido nuestros valores.

El dossier demuestra además que es la única organización que ha demostrado tal mediocridad, tal falta de profesionalidad, que ni siquiera con el uso de la tortura y de la violencia psicológica ha conseguido resultados efectivos.

Varios son los peligros que la publicación del Dossier permiten pensar:

- La radicalización del Islam radical. O sea, que el número de adeptos crezca.

- El peligro de que unos cuantos locos se lancen a experimentar las mismas prácticas salvajes de la CIA para "pasar el rato". Desde luego, no creo que tarde en llegar una película del tema.

 
 
Una cuestión me asalta:

¿Por qué es ahora cuando sale el Dossier? ¿Por qué precisamente ahora?


La CIA ha torturado.

¿Que pretenden con esta publicación?
¿La publicación de este dossier significa que los americanos no van a volver a torturar nunca más? ¿Significa una reordenación interna de la CIA?
¿Una preparación a la campaña electoral?
¿Entonar el "mea culpa", o sea, "pedir perdón", que es lo que ultimamente se ha puesto de moda entre las clases dirigentes?
¿El control total y absoluto para que no se vuelva a torturar a ningún ser humano?
¿Implica eso también el control total y absoluto para que no se produzcan abusos policiales?


La CIA ha torturado.


La voz del conejo Bugs Bunny resuena en mis oídos

-          “¿Qué hay de nuevo, viejo?”

 

Me asomo al balcón. La noche se ha alargado hasta fundirse con el día. Hace frío y la calle está más silenciosa que de costumbre. Las aceras mojadas mojan las suelas de los zapatos de los transeúntes.

La Navidad se acerca.

Por favor: Nada de redenciones colectivas para el resto de la Humanidad.
                   Nada de desear hacer felices a los demás.
                  
                   Nada de hacer justicia por cuenta propia.

Bastará con que cada uno de nosotros  intentemos salvarnos a nosotros mismos.
Bastará con que cada uno  intente ser feliz consigo mismo.
 
Bastará con que cada uno de nosotros sea justo consigo mismo.

Veremos.

Isabel Viñado Gascón.

Nota: 11.12.2014
He leído que Marie LePen afirma que en algunos casos la tortura está justificada. Por ejemplo, cuando hay una bomba que puede matar a  200 o 300 personas.

Si una sociedad está de acuerdo en afirmar que determinados casos exigen determinadas acciones, entonces debiera quedar especificado en las leyes cuándo y de qué manera puede actuarse de esa manera tan brutal y despiadada. Son también las leyes las que regulan cuándo y bajo qué condiciones un país puede declararle la guerra o enviar tropas a otro país. Son también las leyes las que regulan el arte de la guerra. Ni siquiera en ese caso se considera permisible cualquier acción.
Mientras las leyes no lo recojan, cualquier acción de esta clase es ilícita y todo aquél que lo olvide ha de personarse delante de los tribunales.
En este sentido, debo admitir que estoy totalmente de acuerdo con las tesis de Jakob Augstein, comentarista del "Der Spiegel". De poco sirve la publicación de este informe acerca de las torturas cometidas por la CIA , si dichas acciones no van seguidas de consecuencias jurídicas.

O tenemos unos valores o no los tenemos.
O tenemos unas leyes o no las tenemos.
Pero si tenemos unos valores y tenemos unas determinadas leyes habrá que preocuparse por cumplir los unos tantos como los otros.
 

 

 

 

 

 

 

Tuesday, December 9, 2014

Los salvadores de Occidente.


Los periódicos alemanes que normalmente leo: “Der Spiegel” und “Frankfurter Allgemeine Zeitung”,  están preocupados. En Alemania se ha formado una organización llamada Pegida, que significa “Europeos patriotas contra la Islamización del Occidente”. Desde mediados de Octubre 30.000 personas han apretado la tecla de “me gusta” de Facebook para expresar su agrado con esta asociación que alcanza ya dimensiones nacionales. En efecto, no sólo en Dresden sino tambien en Kassel, Düsseldorf, Bochum, München, Rostöck, Bonn y Ostfriedland se han creado núcleos de esta asociación. La mayor manifestación se produjo este Lunes pasado en Dresden. Diez mil (10.000) manifestantes desfilaron por las calles con la intención de salvarnos. Nueve mil personas (9.000) desfilaron en la misma ciudad, el mismo día y a la misma hora. La “contra-manifestación” estaba formada por miembros de las iglesias cristiana, musulmana y judía, así como de la universidad y diversas asociaciones.

El tema de la redención, ya lo dije en uno de mis blogs, siempre me ha dado miedo, sobre todo cuando  conseguirla exige que alguien muera, desaparezca o cambie de identidad, de ideas, de religión, de esencia. El Orden Universal inmutable e inalterable, me causa el mismo temor.

Orden Universal y Redención vienen a ser dos caras de la misma moneda y eso – a los nómadas como a mí- nos asusta.

Hay un problema que me preocupa aún más: que el número de individuos que ansían un Orden Universal que les venga impuesto desde afuera no cese de aumentar . Me preocupa y me aterroriza. Este es, tal vez, el mayor problema que plantea la asociación de la Pegida. Como veremos, las reivindicaciones de la Pegida no entrañan la instauración de un Orden Universal e Inmutable. No desde dentro, pero al exigir que alguien se haga cargo de sus protestas, están de algún modo, pidiendo que alguien lo instaure.

En principio hay dos fundamentos en los cuales parece querer apoyarse la Pegida:

-          La manifestación pacífica; es decir, la ausencia de violencia.

-          La libertad de expresión.

Ambos fundamenatos son loables. La cuestión, sin embargo, no consiste sólo en establecer los medios sino la finalidad. Algunos creen que si la libertad de expresión es un pretexto para insultar, para recortar derechos fundamentales, para ampliar prohibiciones, deben establecerse límites a la libertad de expresión. En mi opinión esto no es el camino adecuado. Más importante que recortar derechos por los que muchos individuos han luchado y siguen luchando es detenerse a considerar seriamente, muy seriamente, cada uno de los puntos que se defienden con ayuda de esa libertad de expresión y analizar de dónde y cómo han surgido. Es normal que cualquier sociedad pluralista que se precie contenga dentro de sí focos de radicalidad. La cuestión no son los focos radicales sino qué defienden esos focos, la razón de por qué lo defienden y el número de personas que los integran .

En lo que a la intención pacifista se refiere, se trata de una estrategia que enmascara el famoso “tiro la piedra y escondo la mano”. No se trata de una estrategia nueva y está más extendida de lo que muchos quieren admitir. Dichos individuos, dichas asociaciones, no empuñan nunca el arma asesina, en efecto. Sin embargo, ellos son los instigadores de incendios, de quemas de brujas, de linchamientos, de mobbings y demás abusos perpetrados por un grupo contra un individuo, especialmente cuando este individuo se encuentra en una situación de soledad, indefensión o, simplemente, es “distinto” de los demás, da igual en qué consista este “ser distinto”.

Hechas estas precisiones, es necesario centrarnos en uno de los puntos que señalábamos anteriormente: qué defienden los grupos radicales; en este caso, la asociación Pegida, tan interesada en salvar al occidente de la islamización.

Es aquí donde comienzan los problemas. Según los periódicos consultados los integrantes de tales asociaciones se declaran contrarios a la islamización, a los extranjeros, a los asilados, a los americanos, a la sexualización infantil, a los medios de comunicación...

Eso plantea dos graves problemas:

-          El primero es la extensión del espectro de sus protestas.

-          El segundo, determinar a favor de qué tipo de sociedad están. Curiosamente, eso no parece preocupar a nadie. Los periodistas preguntan por los motivos que les llevan a fundar esa asociación que parece querer salvar a occidente de una decadencia que en todo caso ha sido firmada – ya es hora de que alguien lo diga en voz alta- por el occidente mismo, no por el islam. Las razones que les han llevado a manifestarse, según los periódicos consultados, son varias: anti islamización, anti extranjeros, anti americanismo, desconfianza antes los medios de información, desconfianza ante los partidos políticos tradicionales, protesta por la temprana sexualización infantil.

Sin embargo ni un sólo periódico es capaz de responder a la pregunta qué tipo de sociedad desean los miembros de tales organizaciones.

Dicen que quieren salvar al Occidente. Pero al parecer esta organización está compuesta por miembros que defienden una ideología antiamericana. ¿Qué significa entonces el Occidente? Los Estados Unidos ¿ya no son Occidente?¿Sólo Europa? ¿Qué Europa? ¿La del Norte, la del Centro y la del Sur? ¿Sólo la del Norte y la del Centro? ¿Es Rusia Occidente?  ¿Son Occidente sólo las regiones de los que protestan? ¿Sólo sus pueblos? ¿Sólo sus amigos? ¿Sólo los que piensan igual que ellos?

Defienden una sociedad sin religión musulmana ¿significa eso que sí admiten una sociedad con la religón judía, hinduísta, budista...? ¿o tampoco? ¿Una sociedad sólo con la religión católica? ¿sólo con la protestante? ¿con la católica y la protestante? ¿también con la iglesia ortodoxa? ¿Qué pasa con las iglesias cristianas metodistas, adventistas, del Ùltimo Día? ¡Cómo si en Europa nunca hubiera habido luchas entre las diferentes formaciones cristianas! Se proclaman contrarios a la islamización de Europa pero ¿asisten ellos a la celebraciones de las liturgias cristianas? ¡Si tan contrarios son a la religión musulmana y a la cultura del islam tal vez no estaría de más que se dejaran de tanta manifestación y acudieran nuevamente a la Iglesia a rezar el rosario, qué buena falta les hace!  Lo cierto es que mucha anti-islamización, mucha anti-islamización, pero las iglesias cristianas en Europa están vacías y bien vacías. Las Iglesias cristianas vacías y las manifestaciones anti-islam llenas. ¿No les parece absurdo? Al final no sabemos si luchan por una sociedad exclusivamente cristiana sin religión musulmana, o por una sociedad sin religión musulmana  y sin religión en general. ¿O es que acaso tienen que dejar los fieles musulmanes de atender a sus creencias sólo por el hecho de que los europeos hayan dejado de creer en las suyas?

Afirman no confiar en los medios de comunicación pero se fían, en cambio, de los titulares sensacionalistas, de las teorías de la conspiración y de informes tendenciosos. Fuerza es reconocer que de esto no son ellos  los culpables sino la propia prensa, que muy a menudo se hace eco de tales noticias catastrofistas para vender más ejemplares, levantar expectación o simplemente para provocar a la discusión en la sociedad. En efecto, no es extraño leer el mismo día y en el mismo periódico noticias tan contradictorias como que Alemania está a punto de colapsar debido al ingente número de extranjeros procedentes del resto de Europa, en especial del Sur, en especial de España,  y asilados del resto del mundo. Los alemanes, provincianos por naturaleza y miedosos por la experiencia, no saben si acercarse a dar la bienvenida al desconocido, dirigirse a él despectivamente, lanzarle una mirada de conmiseración o ignorarlo para no cometer ningún error. Al final, de todo un poco. Creo que si yo fuera alemana estaría –seguramente- igual de confusa. ¿Son los recién llegados buenos, malos, pobres, incultos, cerebros acosados por el régimen totalitario de su país de procedencia? Alemania quisiera ser cosmopolita pero su naturaleza es provinciana. Y los medios de comunicación, le pese a quién le pese, no ayudan a mejorar la situación. Tan pronto hay demasiados extranjeros, como se necesita mano de obra procedente del exterior. Tan pronto han quedado demasiadas plazas de aprendiz sin cubrir como aparecen candidatos que han enviado doscientos o trescientos currículums y sólo han recibido respuestas negativas. Tan pronto sobran habitantes, como faltan. No sólo con los extranjeros, lo mismo puede decirse con respecto a determinadas profesiones como maestros, ingenieros e incluso fontaneros.

En lo que a las armas para los kurdos se refiere, dejemos a un lado, por favor, la historia de que esto son peticiones de la izquierda fascista. La realidad es que esto es la petición de cualquier persona a la que los medios le dicen, le aseguran, le muestran, que los kurdos están siendo sistemáticamente liquidados por asesinos armados con las armas más sofisticadas del mercado. Dejémonos de sofismas, por favor. O están exterminando a los kurdos o no. Y si los están exterminando habrá que proporcionarles medios de defensa. Otra cuestión es su deseo de independencia de los turcos y el interés de estos es que eso no suceda. Pero eso, admitámoslo, es otra historia.

En cualquier caso, ¿esta desconfianza hacia los actuales medios de comunicación significa que defienden una mayor independencia de dichos medios, es decir, una mayor liberalización, una desconcentración de los mismos, una desmonopolización, por así decirlo, o encierra la pretensión de implantar mecanismos de control a la libertad de expresión? Vistos los hechos, yo me decantaría por la segunda opción. De todas formas, no estaría de más preguntarlo primero y asegurarse.

En lo que se refiere a la temprana sexualización infantil ¿quién en su sano juicio no está de acuerdo en protestar contra este fenómeno?

 A mí me parece terrible –lo he dicho tantas veces que ya he perdido la cuenta- que por un lado se luche por el derecho al voto femenino, el derecho de la mujer a asistir a la universidad y a que ocupe puestos de responsabilidad y por otro se la convierta en una muñequita sexie preocupada únicamente por su apariencia desde que aprende a caminar.
Y antes de que alguien empiece a reclamar la feminidad para la mujer he de advertir que lo terrible de la frase anterior es el término: “únicamente” . La mujer ha tenido que luchar primero por un pupitre en la Universidad y luego ha tenido que seguir luchando para no ser simplemente intelectual sino mujer. Pero mujer y objeto sexual no son sinónimos y eso es algo que muchos no terminan de comprender; del mismo modo que tampoco el concepto de liberación sexual es idéntico al concepto de libertinaje, de orgía o de promiscuidad.

Pero hay muchos intereses, muchas empresas, muchos medios, interesados en confundir estos términos y para ello no dudan en utilizar el Principio de Identidad “a es a”.

E igualmente me parece atroz no sólo que se comercialice a la infancia, ya sea masculina o femenina, sino que se comercialicen los valores– como el amor,- en el día de San Valentín;  la muerte –en Halloween;  y que para muchos que se denominan a sí mismos "salvadores del Occidente2 y que participan en tales manifestaciones anti-islam,  su imagen de la Navidad se corresponda con la imagen del Santa Claus de Coca Cola y no con la del pesebre cristiano.

En resumen, los manifestantes de las organizaciones como la Pegida exponen a grosso modo, sólo a grosso modo,  contra qué se pronuncian pero no determinan hasta qué punto ni de qué manera y tampoco explican qué tipo de sociedad desean. Ignoran que una sociedad no se exige. Se hace. Luchan contra una sociedad pero no por una sociedad y lo que es peor: protestan para que otros –el gobierno, los responsables de las instituciones- lleven a cabo las exigencias que dichas protestas reclaman.
Lo dicho: “Tiro la piedra y escondo la mano”.

Lo dije una vez y lo repito otra más. Los radicales, sean de la especie que sea, me atemorizan. Me atemorizan aquéllos que pretenden implantar un determinado Orden inmutable y eterno y me atemorizan los que están contra todo, sin especificar a favor de qué están. De todas formas, si tuviera que elegir entre un determinado tipo de radicales – el Orden inmutable o los descontentos - me decantaría por el primero. Resulta mucho más fácil luchar contra un tipo de sociedad que luchar contra las protestas que unos cuantos lanzan contra un tipo de sociedad sin aclarar qué tipo de sociedad desean en su lugar. Esto último es un lío.

Es más fácil luchar contra el Orden que contra el Lío, cualquier escolar lo sabe. Es más fácil luchar contra el maestro tirano que contra el maestro que cada día dice y hace una cosa, según su estado de ánimo.

Estas manifestaciones del tipo de la Pegida son peligrosas, peligrosísimas. Simplemente protestan y quieren que alguien venga a resolverle sus problemas. No defienden el Orden inmutable pero no sería de extrañar que el Orden inmutable los utilizara para inflitrar sus ideas.Y entonces, claro, seguirían protestando pero entre dientes porque en voz alta ya no podrían.

Al contrario del Orden universal e inmutable, el peligro de tales manifestaciones no radica en los proyectos que proclama –pocos y mal delineados- sino en el grado de las protestas y en el descontento. Aunque en el momento de la concentración no lo muestren, llevan en sí el germen de la violencia. Y son tantos y tan diversos los puntos que defienden que terminan aunando –como los periódicos muy bien reconocen- a los integrantes de la extrema derecha, a los integrantes de la extrema izquierda, al ciudadano y a la ciudadana de a pie que no tiene ganas de que su hija  menor de edad vea en la televisión programas que estimulan el consumo  de las mujeres,  la búsqueda de amores o series en las que las mujeres aparecen como floreros semi desnudos. Se habla de la feminización de la sociedad, pero no se aclara que las imágenes de la mujer que los medios de comunicación ofrecen últimamente son o bien la de un ser necio y superficial, o  bien la de  un alma de hierro preocupada única y exclusivamente por alcanzar y mantener el poder.

La Pegida no es un partido político. Es, sobre todo, y esto es lo realmente peligroso, una plataforma ciudadana en la que, como muy bien afirman los periódicos consultados, gente de toda clase y condición puede expresar sus miedos, rencores, protestas, cóleras y frustraciones.

La Navidad se acerca.
Alguien  dijo: "Vive y deja vivir"

Veremos.

Isabel Viñado Gascón

 

 

 

Monday, December 8, 2014

Los últimos movimientos de Putin


A mí, la verdad, me hubiera gustado que otro  se hubiera ocupado del tema para no tener que hacerlo yo. Pero nadie lo ha hecho. O al menos no he tenido la forturna de encontrar comentarios al respecto. Es una pena. Nos guste o no (y confieso que como europea no me pueden gustar), lo cierto es que hay que reconocer que las últimas actuaciones de Putin sólo admiten un calificativo: genialmente brilantes.

Es lo que tiene el ajedrez: una ocupación apasionante aunque sumamente compleja. Al comentarista no le resulta fácil predecir la siguiente jugada y a veces incluso resulta imposible explicar por qué el jugador ha hecho un determinado movimiento y no otro.

A Putin le gusta jugar al ajedrez. Los europeos están demasiado nerviosos como para comprender que el juego estratégico es uno de los componentes esenciales de toda política que se precie. Han preferido restringir sus movimientos al de las sanciones económicas y con ello han perdido en flexibilidad mental.
Ultimamente “Der Spiegel” muestra y aclara determinadas partidas de ajedrez. Ya era hora. Desde que los ordenadores empezaron a ganar a los mejores jugadores de todos los tiempos, los medios de comunicación habían perdido el interés por un afición reservada sólo a un puñado de mentes. Ýa en aquél entonces me asombró que se concediera tanta importancia a la rapidez de actuación de una máquina. Entre otras razones porque con ello se olvidaba que el ajedrez no resulta interesante por lo que suceda en el tablero de juego, sino por cómo pueda ser utilizado para jugar al juego de la vida. Aquéllos que consideran que jugar al ajedrez es como jugar al Parchís se equivocan. El juego del ajedrez es interesante porque ayuda a analizar fuera del tablero todas las variaciones posibles que la vida ofrece. Yo sólo conozco una actividad que pueda equipararse a la del ajedrez: la de la física. Los físicos que he conocido pueden ser más o menos simpáticos, pero una cosa es cierta: no sólo no han perdido los instintos vitales sino que encima los han desarrollado. Todos los físicos que conozco, incluso aquéllos que se distinguen por sus “malas artes”, hacen gala de una inteligencia admirable consistente en valorar adecuadamente las diferentes posibilidades y actuar lo más sistemáticamente posible para conseguir sus propósitos. Sean éstos del tipo que sean: loables o egoístas.

No es por tanto extraño que la partida de ajedrez que mantienen Putin y Merkel resulte tan excitante. Hasta ahora, en lo que a política exterior se refiere, es Putin quien lleva ventaja.  No sólo ha respondido con dolorosas y acertadas contrasanciones a las sanciones occidentales. No sólo ha prestado ingentes sumas de dinero a Marie LePen. No sólo ha conseguido despertar el interés del AfD alemán, hasta el punto de que ayer Der Spiegel anunciaba una reunión de representantes del AfD en la embajada rusa. No. Ha hecho todavía más. Confieso que su última actuación me divierte como comentarista; como europea, en cambio, me aturde. Ha potenciado las relaciones comerciales con Turquía. De repente, una Turquía que se islamiza cada día más y que no oculta sus resentimientos contra el mundo occidental, se convierte en el granero de Rusia. Y desde luego con razón. El mejor desayuno que he tomado en toda mi vida fue en Estambul. A las siete de la mañana uno ya se deleitaba ante la presencia de verduras frescas de todo tipo, olivas, quesos, mermeladas. sopas exquisitas... Aquéllo no era un desayuno. ¡Aquéllo era una bendición del cielo!

El tratado con Turquía, sin embargo, no se limita a las verduras, frutas y legumbres. Los rusos planean construir una central nuclear en el territorio otomano. Algunos temen que ello signifique que Turquía se haga con la bomba atómica. Eso no es todo. La empresa rusa Gazprom ha decidido paralizar las obras de la pipelina que estaba construyendo para llevar Gas de Rusia a Europa. Y ha dejado a Turquía la misión de repartir el gas por Europa,  en lo que a la parte Sur respecta. Las grandes perdedoras: Bulgaria y sobre todo Ucrania, que hasta hace poco cumplía este papel de Nación de tránsito para el gas ruso.

Una parte de Europa queda sometida así al capricho turco que puede – en un momento dado- llegar a algún tipo de acuerdo con Rusia y no repartir el gas previsto.

Eso se llama una buena jugada. Hay que reconocerlo.

Pero elucidemos.

A ver ¿desde cuándo son cordiales las relaciones entre Rusia y Turquía?

Desde nunca.

Ni siquiera ahora lo son.

Por un lado Putin da dinero a la “conservadora” Marine LePen; por otro, ofrece los negocios que ofrece a una Turquía cada vez más “conservadora” .

O es cosa de agentes dobles, o es de locos.

Aun a riesgo de equivocarme, yo me atrevería a afirmar que nada de eso.

Putin aspira a un determinado Orden. Lo necesita. Confía en que ese Orden pueda volver a unir al pueblo ruso disperso a causa de los colectivismos improductivos, un nihilismo destructivo, un individualismo inútil, la corrupción de las costumbres y una pobreza  transmitida de generación en generación. Rusia es un país inmensamente rico que lleva desde hace siglos aniquilando sistemáticamente a su población. La corrupción económica ha sumido a sus habitantes en una apatía a la que muy pocos logran hacer frente con éxito. ¿De qué sirve el dinero si las estructuras impiden el funcionamiento de una sociedad? La pobreza, el vasallaje a los zares, primero y al sistema bolchevique, después, han creado un sistema dentro del sistema. Salir de allí es difícil. Se requiere tiempo, paciencia, fortaleza de ánimo, espíritu renovado y, sobre todo, se necesita FE.

Esto es a lo que, en mi opinión, aspira Putin. Y en un tiempo en el que el hedonismo, el individualismo, el nihilismo y todos esos “productos-valores” considerados “occidentales” empiezan a debilitar a las sociedades por ellas regidos, la idea de un Orden eterno e inmutable se abre paso con cada vez más fuerza. La libertad se ha convertido para muchos en una pesada cadena. Para que la libertad se pueda ejercer, hace falta dinero, sí; pero más aún se necesita la sabiduría y el juicio crítico; para que  la libertad pueda existir hace falta información, sí; pero aún más se necesita de la reflexión individual. No sé cuánto reflexiona hoy en día la sociedad dirigida por los principios arriba enumerado. Si nos atenemos a lo que las redes sociales muestran, el panorama resulta desolador.

Ese Orden, que a mí me aterroriza, es el Orden al que aspira Putin. Y vuelvo a repetir. Es que lo necesita. Necesita la Fe. Y una Fe en el individuo, en sus propias fuerzas, no llevaría a buen puerto a Rusia. En Rusia,la Fe en el individuo es justamente la fe que guía a los líderes de la corrupción. Creen en sí mismos y no dudan en actuar contra todo aquél que se ponga en su camino.
Pretender una Fe laica después de la etapa bolchevique no sé si resultaría pernicioso, pero desde luego sí inefectivo. Intentar introducir el Protestantismo en una tierra, en la que –como decía Spengler en “la decadencia de Occidente”- la culpa se comparte, una Utopía.

Por eso Putin prefiere acudir a la Fe en un Principio Superior al cual se llega siguiendo unas reglas religiosas que resultan conocidas a todos, aunque sea de oídas, y que exigen el cumplimiento colectivo, así como la asistencia colectiva a los actos litúrgicos.
El recurrir a la Fe como motor social le une a LePen y le une a Erdogan. Le separa – eso sí-  el nombre de la religión encargada de llevar ese Orden al pueblo. Para LePen es el catolicismo. Para Erdogan, el Islam. Para Putin, la religión ortodoxa.

¿Y qué hace el inteligente Putin para ganar el tiempo que necesita para implantar el Orden que necesita?

Da dinero a un partido francés.
Despierta el interés en uno de los nuevos partidos alemanes.

Refuerza a Turquía y la posiciona en una situación de ventaja con respecto a Europa.

Deja a Europa más silenciosa y confusa de lo que ya lo estaba.

Es decir, mantiene "ocupados" a sus rivales mientras Putin se dedica a sus menesteres domésticos.
 

Una buena jugada. No cabe duda.


Alguien, sin embargo, ha venido a recordarle a Putin que su Orden no es el Orden ni querido, ni deseado, ni buscado, sino más bien todo lo contrario.

Hace tres o cuatro días se cometió en Grozni, capital de la República de Chechenia, un nuevo atentado llevado a cabo por fuerzas islamistas que se denominan a sí mismas “islamistas del Emirato del Cáucaso” y que según el periódico digital Publimetro siguen a un lider llamado Ali Abu Muhamad.

Para muchos occidentales, Putin debería actuar consecuentemente. Si atendió a las voces de los separatistas pro-rusos y en consecuencia, accedió a la anexión de una parte de Ucrania, debería ahora atender a las voces separatistas de los chechenios.

Putin no está de ningún modo dispuesto a cosa semejante.

Y esta negativa, justamente , es la que explica por qué el último movimiento de Putin consistente en el acercamiento a Turquía resulta tan brillante como peligroso. No sólo para Europa. También para Rusia. Rusia no puede permitir un Estado Islamista fuerte.
Las medidas contra los terroristas chechenios, fortalecerán esa brecha islam-no Islam en Rusia.

Putin debe ser extremadamente cuidadoso.

En este sentido no me sorprende en absoluto que su decisión de no construir una pipelina en Europa no haya sido tomada todavía de forma irrevocable.

La partida de ajedrez sigue.

Cada movimiento -todo hay que decirlo-  es más arriesgado, tanto para los Unos como para los Otros.

Le toca mover a Europa.

¿O la moverán?

 
Como Brecht dijo:

“Malos tiempos para la lírica”

Y eso que la Navidad se acerca.

Veremos.

 

Isabel Viñado Gascón