Occidente acaba de alcanzar
un acuerdo con Irán relativo al uso de la energía nuclear. Israel califica el
hecho de grave y fatal error. Seguramente lo es. Irán, ya lo dije, fue en el
pasado el centro del imperio Persa y como suele vulgarmente decirse: el que
tuvo, retuvo. Es, sin duda alguna, el país que reúne los mejores científicos e
intelectuales de la zona y el único que hizo lo que a un occidental le sigue
pareciendo en el día de hoy inexplicable: llamar a finales de los años 70 a la
revolución para instaurar un tirano religioso en el poder. Nada de movimientos
hippies, nada de consumismo inútil, nada de liberación de la mujer...
Suele decirse:“si no lo veo, no lo creo”; nosotros lo veíamos y seguíamos
sin creerlo. En la era espacial, la Fuenteovejuna iraní provocó una revolución
para ser gobernada por un régimen político-religioso extremista de modales
medievales.
Los israelíes no se equivocan en sus planteamientos.
Un régimen extremista, un pueblo culto amparado en una gran historia, un
país intelectualmente desarrollado y militarmente preparado para embestir a
cualquier enemigo que se le resista es un contrincante peligroso, no cabe duda.
¿Cómo creer que una nación que nada en petróleo necesita la energía nuclear
para hacer un uso pacífico de la misma por mucho que digan y repitan que del petróleo no se saca la electricidad?
Los israelíes, claro, están que trinan.
Lo que algunos confunden con temor, no es temor: es respeto.
El respeto que un enemigo siente ante un enemigo que está a su mismo nivel
cultural y militar, si no más. Los israelíes no comprenden la actitud
occidental y no saben si calificarla de frívola o de ingenua.
Quizás ambas.
En primer lugar, la simpatía que siente Occidente por Irán y los iraníes es
algo difícil de ocultar. No me pregunten de dónde nace dicho sentimiento.
Quizás de la admiración. Son inteligentes, son cultos, son fuertes, son amables con la distante y cortés amabilidad propia de los mejores comerciantes del mundo y tienen un punto de ironía que los aleja del aburrimiento que produce en el
alma la rigidez religiosa. La mujer tiene la posibilidad de estudiar y de
acceder a puestos de responsabilidad y en cuanto al velo - ¡qué quieren que les
diga! -, para alguien como yo, que se educó en un colegio de monjas y vestida
de uniforme, la prescripción de una determinada vestimenta no supone ningún
trauma; más bien una liberación que permite concentrarse en el tema que ocupa y
preocupa.
En segundo lugar, Occidente necesita a Irán para luchar contra el más
peligroso y mucho más aburrido, aburrido por intransigente, salvaje y bárbaro,
IS. En este instante, los que están consiguiendo detener los ataques del IS son
los chiitas y aunque se hable del ejército iraquí, lo cierto es que son los
chiitas iraníes los que llevan el peso pesado. ¿Tiene que ver el IS algo en
esta casi repentina alianza con Irán? Digamos que el vaso estaba lleno pero
faltaba la gota que lo colmara. El IS ha sido esa gota que ha convencido a los
occidentales de la necesidad de aceptar a Irán.
En tercer lugar, no cabe duda de que Irán es un interlocutor peligroso. Su
inteligencia y su fuerza pueden llevarle, y de hecho le llevan, a tener deseos
expansionistas y es posible que termine convirtiéndose en la gran potencia que
un día fue pero, quién sabe, tal vez esto terminaría trayendo un poco de paz y
de orden a la zona. Lo cierto es que hasta el momento, dejar aislado a Irán no
parece que haya contribuido a apaciguar los conflictos y ha privado a Occidente de un socio comercial sumamente interesante. Eso, sin contar que Arabia
Saudí y los demás países son tan radicalmente religiosos como Irán sin poseer
ni la mitad de su cultura y esto sí que es, a mi modo de ver, peligroso.
En cuarto lugar, y en lo que respecta a Israel, las actuales circunstancias
en las que se encuentra inmerso el país hebreo son sumamente delicadas, con o
sin Irán. Si no es Irán, será el Is y si no, cualquiera de los otros muchos.
Lamentablemente Israel es un pequeño punto odiado por demasiados, incluso por
algunos judíos. El mayor peligro de Israel no es Irán. El mayor peligro de Israel
es que su existencia representa un poderoso imán que atrae a todos los que lo
quieren destruir. Éste es, a mi modo de ver, el grave problema. Que en un país como España,
un concejal del ayuntamiento de la capital, se permita un chiste antisemita y
siga en su puesto es, a qué negarlo, desolador y dice mucho de la situación
internacional del país. Israel tiene demasiados enemigos y ningún amigo real.
Los costes que ha de dedicar a la protección dentro y fuera son enormes, la
fuerza intelectual se consume en medio de sospechas, amenazas, conspiraciones y
problemas diarios. La droga causa estragos entre la población, los efectos
secundarios de la constante situación de alarma en la que sus vidas se
desarrollan desde su nacimiento, otra. Irán es un problema, en efecto; pero no
es ni el único ni el mayor problema al que Israel ha de hacer frente. Son
generaciones las que allí han nacido y muerto alimentándose de miedo y furia. ¿La
solución? Si alguien la supiera... En Europa crecen los “anti”: el
antisemistismo, el antiislamismo, el antieuropeismo, el antieuro, el
antiamericanismo, el antirusia, los antivacunas, los antisistema. Así que de
algún modo podríamos decir que crece el sentimiento de oposición a todo lo que
se mueva, a todo lo que se defina. Da igual lo que se diga, da igual lo que se
haga, el “¡Protesto!” está a la orden del día.
¿El problema de Irán? La droga. Ese es uno de los problemas contra los que
las autoridades tendrían que luchar con todas sus fuerzas. Una población
drogada es una población perdida. Si la élite también la consume, el país está
perdido. La pornografía encubierta es otro de los grandes problemas tanto por
las enfermedades venéreas que se transmiten como por la hipocresía y doble
moral que introduce. Hipocresía y doble moral que se contagia a otros planos
socio-políticos y que a la larga son altamente dañinos para las relaciones
comerciales, que exigen, para un éxito a largo plazo y no sólo a corto, de la honestidad de la palabra y de los actos.
De poco sirve educar a palos a la mujer a que cuide su cuerpo, su alma y su
lengua si los hombres se empeñan en descuidar los suyos.
El acuerdo de Occidente con Irán era necesario y abre la puerta a la
esperanza.
Los temores israelíes son fundados; sus advertencias razonables.
Pero Europa está tan amenazada y cansada como pueda estarlo el propio
Israel.
Rusia a un lado; Estados Unidos, al otro. Más allá el IS y Más acá la
crisis socio-político-moral. China juega a las sombras chinescas; India, al Todo
en el Uno y al Uno en el Todo. En este panorama, Europa deambula de un lado al
otro, buscando nuevas perspectivas.
¿Peligro?
Se mire como se mire, vivir siempre es difícil.
Por lo menos, que sea interesante.
Isabel Viñado Gascón.
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