Wednesday, April 22, 2015

Los problemas crecen y se agudizan

Según mis últimas noticias, en Europa se ha decidido no enviar a Grecia el pago de Abril. Que lo hiciera tampoco serviría de gran cosa, si acaso para empeorar los ánimos en el resto de la Unión. De todos es sabido que Grecia no puede pagar y según el periódico español “Libertad digital”, un setenta y tres por ciento de los griegos no confía en que las cosas puedan mejorar. No es de extrañar: la mayor parte del capital privado hace tiempo que traspasó las fronteras helenas y el que queda no sirve más que para empobrecer a una ya de por sí paupérrima población. En España, visto lo visto, han decidido hacer caso de aquél famoso refrán que advertía: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Y para que “la sangre no llegue al río”, han decidido – o les han obligado desde Bruselas, ya ni se sabe – recaudar todo lo recaudable dentro y fuera de las fronteras patrias. Lo que la mayoría considera una “limpieza” del sistema, una operación “anticorrupción”, es, en realidad, una maniobra dirigida a recaudar cuanto más capital mejor. Son conscientes de que a los ciudadanos de a pie ya no les queda gran cosa en los bolsillos: sueldos de funcionarios, pensiones de ancianos que sirven – digan lo que digan sus detractores – de colchón sociofamiliar y deudas. Así pues, no les ha quedado más remedio que dirigirse a los altos capitales antes de que desaparezcan en alguna quiebra bursátil pasajera o en subvenciones a empresas a fondo perdido. El Sherif de Notting Hill ha saqueado a los más débiles y ahora le toca saquear a los nobles. Y para evitar que éstos se subleven nada mejor que seguir el “divide et impera”, que tan buen resultado ha dado a lo largo de la Historia. Lo dije hace un par de días y lo repito ahora: el hombre – quizás debido a la profunda y casi repentina admiración que siente por los habitantes del mundo natural, todavía no corrompidos por la putefracta sociedad, dice – adopta sus mismos comportamientos para conservar – al menos él está convencido de que la conservan- esa inocencia primera. Por eso, cuando tiene que cazar – y no olvidemos que el hombre es un animal omnívoro -  sigue las mismas tácticas de los carnívoros en libertad cuando tratan de cazar a las dulces gacelas: las aislan del grupo para que queden desprotegidas de éste. La masa, claro, no es capaz de enfrentarse a una manada de leones hambrientos así que se conforma con huir aterrorizado. Mientras el grupo corre espantado, la gacela – por lista y ligera que sea - es cazada sin grandes dificultades.
En Italia los problemas corren parejos a los de Grecia y España pero se acentúan con la llegada de emigrantes. Los ultra conservadores hacen chistes al respecto: Italia abierta al turismo de ocasión; las autoridades se preocupan no por la suerte de los muertos, que a esos ya se los ha tragado el mar, sino por la de los vivos. Hace tiempo que Italia pide ayuda al resto de Europa. Europa deshoja margaritas. Los que no han dudado ni un momento en ofrecérsela han sido los australianos, versados en luchar con los cocodrilos. ¿Son los emigrantes cocodrilos o simplemente turistas interesados en un turismo barato? Al paso que vamos no sería de extrañar que todos terminásemos siendo caníbales o veraneantes; en ambos casos, con un estómago vacío que espera ser llenado y sin un duro en el bolsillo.
Los alemanes anuncian preocupados el retroceso de su economía en el último periodo. Lo anuncian ahora; lo veíamos venir desde hace tiempo. Una cosa es la economía de los economistas y otra, la de los ciudadanos de a pie. El “Spiegel” desvela que más de siete millones tienen empleos parciales, empleos temporales y minijobs; tendencia en aumento. ¡Hombre! Es que “nadie da duros a pesetas”. Lo digo siempre pero tal vez por aquéllo de que ya no hay ni duros ni pesetas, pocos son los que lo toman en serio. Hay lo que hay: una deuda insalvable, una crisis de exceso de producción, de exceso de capacidad y de exceso de operarios, lo que lleva a que muchos estén dispuestos a trabajar al precio que sea aquí o en China. Alemania ha introducido el salario mínimo al tiempo que dispone que las labores realizadas sean deducibles en la declaración de la renta por los empresarios y beneficiarios de tales servicios,  para de esta forma controlar la economía sumergida.
He de decir, sin embargo, que los trabajos a tiempo parcial, los empleos temporales y los minijobs no son el problema más grave - al menos no el mayor, cuando la única alternativa que existe es el desempleo-. Desde mi punto de vista, el verdadero, el auténtico problema lo constituye la movilidad que de tales tipos de trabajo termina irremediablemente derivándose. Movilidad que no tiene nada que ver con la tan traída y llevada "flexibilidad" sino con la "inestabilidad". El hombre necesita un soporte en el que desarrollar su existencia y construir una sociedad. Si en los tiempos que corren es difícil mantener relaciones estables, imagínense ustedes lo que significa que uno encuentre un trabajo en la ciudad A. y otro en la ciudad B. Antiguamente, los pescadores se echaban a la mar pero sabían – o creían saber- que a su regreso su familia y sus amigos estarían aguardando su llegado; los jornaleros del campo que se dedicaban a tareas temporales iban a Córdoba a recoger la aceituna o a Francia, a recoger la uva, con la convicción de que pasados unos meses volverían a ver a los suyos.
Ahora, al paso que vamos, la situación va a agravarse sin remedio. Uno regresará, igual que lo hacían sus antepasados, al sitio de que partió, pero al contrario de lo que sucedía antes, quizás al volver no encuentre ni a su mujer ni a sus amigos porque su contrato de trabajo se ha acabado y los nuevos empleos los han dispersado por la faz del Planeta. Una faz cada vez más arrugada y vieja. La despoblación de los pueblos y el crecimiento de las ciudades lejos de solucionar el problema, lo empeora. Tal vez las grandes concentraciones metropolitanas ofrezcan más trabajos pero es igualmente cierto que las condiciones de vida allí resultan cada vez más costosas. Un pobre urbano es más pobre que un pobre rural.
La solución: hacerse autónomo, dicen los más optimistas. ¡Empresarios del mundo, uníos! Lo malo es que los únicos empresarios que a este paso van a quedar son los administradores de los casinos - ¡uy! Perdón, quería decir “mercados”- bursátiles y es cuestión de tiempo que ni eso.

En Estados Unidos, antaño el único lugar del mundo en el que los sueños podían hacerse realidad, se han dado cuenta de la disminución del número de jóvenes empresarios. Al menos eso dice la traducción de Miryam Lindberg  del artículo de Patrick Tyrell sobre el informe de  Heritage que apareció el 21 de Abril del 2015 y que hoy, día 22, publica el periódico “Libertad Digital”. (Espero haber citado correctamente). En fin, las causas que enumera dicho informe-artículo-traducción para explicar este descenso de jóvenes emprendedores son: el aumento de los costes universitarios y por tanto, el incremento del crédito que los estudiantes tienen que solicitar para realizar sus estudios y el consiguiente aumento de la deuda a pagar; el miedo de los bancos a proporcionar crédito para negocios a los que además del riesgo normal hay que sumar el hecho de que son empresarios noveles y la cada vez mayor regulación de la apertura de una empresa. Hay un cuarto factor: el de que los jóvenes son conscientes de que la fábrica de sueños está en crisis. Los riesgos que entraña iniciar un proyecto empresarial son cada vez mayores teniendo en cuenta de que muchos de los ya establecidos se están viendo abocados a la ruina. Si eso sucede allí, qué no pasará aquí... “Por la calle van diciendo, todos nos llevamos poco...”  ¡Ay! Aquéllos sabios refranes que todos queríamos olvidar... “La historia se repite”. Esto último no es un refrán; es una frase hecha, pero “para el caso, de tá usté”.

Los de Arabia Saudí bombardean Yemen para acabar con los rebeldes Huthi. Las noticias al respecto son variadas. Unos dicen que no ha servido de gran cosa; otros, que ha finalizado satisfactoriamente. 

Mientras tanto Turquía avisa a los Estados Unidos de que se ha convertido en un país de tránsito, de que aumentan sin cesar los yihadistas que traspasan sus fronteras. El número de islamistas extremistas crece imparablemente y cada vez más son más los voluntarios europeos y no europeos dispuestos a ir a luchar a Irak y contra Al-Assad en Siria.

A estas horas, los rusos deben estar destornillándose de risa. Sobre todo Putin, que en cuanto vea a Obama no tardará en lanzarle un misil en forma de “te lo dije”, “te lo dije”, “te lo dije”. Y es que es verdad que se lo dijo. Es verdad que el genial táctico, genial estratega o, simplemente, genial pillo que es Putin lo dijo y lo avisó tantas veces como hicieron falta. Es verdad que intentó cuanto pudo para mantener al malo Al Assad en el Poder por aquello de que por ser conocido era mejor que lo “bueno” por conocer. Es verdad que supo que lo “bueno” en una zona como aquélla no podía terminar siendo más que “peor”. Lo dijo y lo repitió hasta la saciedad y, como hoy es de día de refranes, “el que avisa, no es traidor”. Traición, desde luego, es algo que de ningún modo se puede reprochar a Putin. Él –le guste o no le guste al oyente lo que sale de su boca- avisa siempre. Igual que ha avisado que se va a lanzar a la aventura espacial, lo cual siempre conlleva, claro, una aventura militar. ¿O es que los adelantos científicos que se consigan para un área no se van a aplicar al de la guerra? 
Qué preparan en Siberia, es lo que yo me pregunto. Sí, desde luego, los extraños agujeros han sido provocados por el gas natural que hay en el subsuelo desde hace tiempos remotos y que ahora, casualidades de la vida, provoca tales fenómenos. Lo creemos, claro. Hasta que un día, en nuestro jardín aparece –pero infinitamente más pequeño- un agujero de características similares. “¿Gas subterráneo?” - me pregunto atemorizada. Y durante un año observo el hoyo, planto hortensias a ver qué pasa. Nada pasa. O sea, pasar pasa lo de siempre: que las hortensias florecen con normalidad. Hete aquí, sin embargo, que aparece una nueva cavidad, similar a la primera. El misterio continúa. Y continúa hasta que una mañana mientras me tomo el cafe, me acerco a contemplar el mundo tras los cristales – creo que es frase de canción – y veo a un conejo de ojos grandes y serenos observándome a mí. Compañero tan inesperado me sorprende. “Cuida”, le advierto telepáticamente, “que como sigan las cosas así terminarás en el caldero”.  Y como la visita no quiere terminar en la olla, coge y ¡zas!, de un salto se va. “Lástima”- me digo- “un amigo así nunca viene mal”, y casi sin querer – o tal vez queriendo- pienso en el poema de la Morsa, el carpintero y las ostras que un día Lewis Carroll compuso. Salgo al jardín temiendo que el conejo, por su parte, se haya dado un opíparo banquete a costa de mis plantas. En apariencia, todo sigue intacto. Sin embargo, al fin comprendo el origen de los agujeros del jardín. “Conejo bobo” – exclamo en silencio- alguno de tus túneles se ha hundido... Es en ese mismo instante cuando me asalta la sospecha de que tal vez a los rusos les haya sucedido lo mismo: gigantescas excavaciones bajo tierra, alguna de las cuales no ha resistido... “¡Bah!” – sonrío- “¡menuda imaginación la mía!”
En cualquier caso a Rusia, con una vecina Turquía transitada por islamistas y por un acueducto de gas ruso, no le va a quedar más remedio que precisar su política exterior. Todos sabemos que no siente ningunas ganas de hacerlo. A Rusia le resulta más cómoda la confrontación con los Estados Unidos que cualquier otra posición ideológica. En estos momentos, ser enemigo de Estados Unidos libra de más conflictos de los que conlleva. Incluso su amiga incondicional, Europa, vuelve a deshojar margaritas a la hora del ITTP.

Europa no quisiera convertirse en un continente satélite de la primera potencia mundial. Una cosa es ser aliada y socia y otra, muy diferente, caer en las redes comerciales del poderoso. Europa se acuerda del continente latino. En la actualidad, sin embargo, los esfuerzos de América del Sur y Central por deshacerse de los sistemas corruptos, de las mafias, de la repartición injusta de la riqueza conviven con un desarrollo espectacular de la cultura y de las ciencias. No conozco a nadie que haya vuelto de aquéllas tierras de allende del Atlántico siendo el que se fue. Tierra de hombres dioses: furibundos y tiernos, sabios y locos, pero siempre vivos.

China intenta conquistar Asia, que es lo que está más cerca, mientras juega al Monopoli con el resto del mundo. Ya lo he dicho otras veces: la deuda china es una incógnita que sólo se resolverá cuándo se pueda apreciar si sus inversiones dan o no dan frutos.

Africa se muere. Los motivos cambian pero la situación permanece constante. África muere. Mueren los animales, mueren las gentes, se mata a los animales, se mata a la gente, los animales se matan, se matan los hombres. Muerte es la palabra que define a un continente que debería ser rico en vida.
De todo, esto tal vez, sea lo más terrible.

Los problemas crecen y superarán el globo terráqueo. Conflictos en el espacio, sobresaturación de satélites girando alrededor de la tierra, basura espacial...

Al paso que vamos, las teorías de la conspiración van a ser cuentos para niños.


Isabel Viñado Gascón

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