A veces, en días tan bellos como hoy, días de amable sol y viento cálido,
días en los que los árboles se alegran de estrenar hojas nuevas, igual que se alegran las muchachitas cuando estrenan su recién adquirido vestido aunque sepan que éste no les
durará más allá de lo que a los árboles les duren sus hojas; la moda, ya
saben...; en días como hoy, en los que unos preferiría no morir ni ver morir, resulta que a
mí me da por pensar en la cuestión de la existencia.
“¿En qué consiste la vida?”, me pregunto. Y mientras sorbo un trago de un café ya casi frío, pienso en mis amigos: Jorge, Carlos y Carlota, completamente distintos los unos de los otros y sin embargo, inseparables – pese a la distancia y a la incomunicación que durante meses y meses somos capaces de mantener sin que ello nos produzca el menor desasosiego porque conocemos la intensidad de los lazos espirituales que nos unen; el más fuerte de todos: el haber sido testigo de las caras que pusimos al salir del cascarón...
“¿En qué consiste la vida?”, me pregunto. Y mientras sorbo un trago de un café ya casi frío, pienso en mis amigos: Jorge, Carlos y Carlota, completamente distintos los unos de los otros y sin embargo, inseparables – pese a la distancia y a la incomunicación que durante meses y meses somos capaces de mantener sin que ello nos produzca el menor desasosiego porque conocemos la intensidad de los lazos espirituales que nos unen; el más fuerte de todos: el haber sido testigo de las caras que pusimos al salir del cascarón...
Para Carlota la vida siempre ha sido una excursión. Una de esas excursiones
de escolares que se suelen planear para disfrutar de la naturaleza durante el buen tiempo. Todos caminan juntos,
unos resultan más simpáticos que otros y con esos se habla más y se pasa más
tiempo sin que ello provoque grandes conflictos. Uno presta ayuda al necesitado
y es socorrido cuando la situación lo requiere. Se trabaja en grupo, se montan
las tiendas de campaña, se comparte la comida y por la noche todos se reúnen
alrededor del fuego, cantan y contemplan las estrellas...
Para Jorge la vida es una carrera. El lema es “que gane el mejor”. Por eso
todos aquéllos que se dediquen a hacer trampas, todos los que pongan la
zancadilla o se dopen, han de ser descalificados inmediatamente. Jorge está
convencido de que “nobleza, obliga”, de que cada uno ha de esforzarse por sacar
de sí mismo lo mejor y que la sociedad ha de ser ante todo y sobre todo una “meritocracia”.
Para mi amigo Carlos, la vida es una guerra. En la guerra no ganan ni los
mejores ni los que conocen los senderos más agradables. En la guerra vence el que más muertos deja a su alrededor. Son los cadáveres los que dan la
victoria. Los medios para conseguirlo poco importan. Si acaso un par de acuerdos
por aquí y un par de acuerdos por allá para establecer límites a la monstruosidad humana y que no afectan en absoluto al que ha
conseguido la victoria en el momento en que la obtiene y que cuando le afectan
ya ha pasado demasiado tiempo para que a nadie le importe gran cosa. Tal vez un
par de declaraciones por aquí y un par de declaraciones por allá mostrando la
indignación por los hechos pasados. Tal vez un par de pruebas ocultadas aquí y otro par de pruebas destruídas allá.
Justamente porque Carlos está convencido de que la vida es una guerra, es
por lo que ha decidido convertirse en desertor de la misma. Localizarle resulta difícil y entablar no digo ya una relación, una simple conversación con él, practicamente imposible.. Sin embargo, siendo médico resulta sumamente complicado convertirse en
un desertor absoluto. Aunque lo que Jorge asegura sea verdad: que Carlos no
trata con pacientes sino con enfermedades, no deja de ser menos cierto que las
enfermedades representan, al fin y al cabo, otro tipo de guerra. Una guerra que mi buen Carlos, desertor de la vida, no está dispuesto a perder de ninguna manera.
¿Qué es la vida?
¿Un hacer? ¿Un intentar?
Y mientras vuelvo a contemplar "el mundo tras el cristal", resuenan en mi mente las palabras del gran Calderón:
“¿Qué es la vida? Una ilusión
¿Qué es la vida? Un frenesí
Una sombra, una ficción,
Y el mayor bien es pequeño:
Que toda la vida es sueño
Y los sueños, sueños son.”
Isabel Viñado Gascón
Nota: "El mundo tras el cristal", canción del grupo musical español "La Guardia"
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