No me dirán ustedes que no es raro que de la noche a la mañana, el Sheriff
de Notting Hill, en una de sus nuevas tácticas de recaudación, decida que lo
mejor para combatir la economía sumergida es limitar el pago en metálico.
Limitarlo, dice. Lo que él en realidad quisiera es hacerlo desaparecer. No
tardará, no tardará. De momento, el siempre paciente y tolerante sheriff se
conforma con limitar la circulación de la moneda.
Y yo, claro, me
asombro.
“¿Cómo es posible,” - me pregunto, - “que el sheriff de Notting Hill, tan
inteligente en lo que se refiere al tema de la recaudación del dinero ajeno, no
se haya detenido a pensar en el aumento
de la actividad –productiva y bien productiva- de los hackeadores – tan
inteligentes o más que el sheriff de Notting Hill en lo que a la toma de posesión
del dinero ajeno respecta?”
“¿Cómo es posible?” –me pregunto una y otra vez.
Unos dicen que es una cuestión de posturas ideológicas y otros que es una
cuestión que afecta a la libertad. A mí esto no me convence. Si algo
caracteriza al sheriff de Notting Hill es su falta de ideología. En cuanto a la
libertad, no conozco persona más liberal que nuestro sheriff: permite cualquier
acción a cualquiera con tal de que ello le beneficie... a él, claro.
Llamo a mi amiga Carlota Gautier. Está sumamente ocupada preparando el
traslado a los Estados Unidos. Su marido, un apasionado hombre de negocios, ha
decidido instalarse allí. Al parecer aquí las estructuras se tambalean
peligrosamente. Francamente, no entiendo su preocupación. Estoy absolutamente
convencida de que el marido de Carlota ya era un hombre de negocios incluso
antes de nacer. No sé. A veces me asalta la sospecha de que él, al contrario de
los otros espermatozoides, nunca ganó la “gran carrera de la fecundación”
corriendo: la negoció.
“En el inicio de una crisis como esta en la que nos estamos adentrando que,
suponiendo que todo se desarrolle adecuadamente, no durará menos de mil años, nosotros”,
explica risueña Carlota, “en vez de irnos a la periferia, que era lo que
proponía Asimov en su novela “Fundación”, nos vamos justo al centro del
Imperio. ¿Qué te parece?”
“Mal. Qué me va a parecer. Mal, muy mal. No es agradable perder una amiga.”,
contesto.
“No me vas a perder”, me tranquiliza Carlota.
Y como sabe que la única manera de sacarme del abismo emocional es
proporcionarme temas de conversación interesantea me pregunta por mis blogs.
¡Ah, vanidad de vanidades...!
Le explico el asunto que desde hace un par de días me tiene consternada y poco después tenemos que colgar: uno de sus hijos la necesita.
Sin embargo, un par de horas más tarde, Carlota me envía un link acerca de nuestra
última cuestión: la de la prisa de algunos gobiernos por limitar la circulación
del dinero en metálico.
El link es la copia de unos de los blogs que aparecen en su periódico
favorito: el “Le Monde”. Está
escrito por un tal Georges Ugeux, de
profesión banquero. Lleva por título: “Es
incontrolable la mundialización financiera ?” (“La
mondalisation financière est-elle incontrôlable?
En opinión de Ugeux el problema al que se enfrenta la mundialización
financiera, también observado por el gobernador Jakob Frankel, es que las
actuales carreteras están mal acondicionadas para que por ellas transisten
adecuadamente los nuevos bólidos financieros. Limitar la velocidad no es una
medida adecuada: aunque los accidentes desaparecieran, se produciría el
colapso. Lo primordial, asegura Ugeux es armonizar las reglas que organizan la
mundialización financiera. Entre los propios reguladores no hay acuerdo sobre
cuáles son las normas deseables y cuáles no. Por tanto, afirma el banquero
francés, no es posible dejar este tema únicamente en manos de los reguladores,
además, en vez de seguir introduciendo nuevas regulaciones que no son
coherentes, sería mejor detenerse primero a evaluar las fuerzas y las
debilidades de las ya existentes. En
cualquier caso, considerar a los mercados de capital como enemigos de la
mundialización no llevará a ninguna solución.
Tres son los riesgos que considera Ugeux:
1.
El
riesgo de liquidez. Es un riesgo que aparece cada vez más frecuentemente en el
centro de las preocupaciones. Es un riesgo mal valorado y mal dirigido. La
liquidez de los mercados disminuye creando riesgo de contagio.
2.
La
volatilidad de los flujos de capital crea distorsiones nocivas para la economía
real. Ya no es discrecional limitar la creación de instrumentos que fragmenten
el mercado.
3.
El
nuevo instrumento de Financial Stability Board du G20 (TLAC) busca aumentar la
capacidad de absorción de pérdidas, pero contiene un riesgo estructural de
inestabilidad institucional.
Según Ugeux, depender de flujos
de capital sin tener un mercado nacional es sumamente arriesgado, como también
es igualmente peligroso seguir manteniendo artificialmente, debido a las
políticas de intervención masiva de los bancos centrales, el nivel tan bajo de
los intereses.
La conclusión de Ugeux es que
Grecia debería irse a formar parte de los países emergentes porque incluso tiene
más problemas económicos que algunos de ellos y que el Instituto Internacional
de Finanzas no tiene ningún motivo para sentirse triunfalista.
Nosotros, francamente, tampoco. Que no hay dinero, lo sabíamos. Que en
tiempos de papel moneda, la liquidez se convertió en un problema desde que los Estados perdieron sus respectivos Bancos
Centrales, y que se acentuó debido a los préstamos que el vecino del
segundo tan generosamente ofrecía y que los Estados y Fuenteovejuna tan cortésmente
aceptaban, lo intuíamos; que el mercado es cada vez más global, lo cual
significa más concentrado y, por tanto, cada vez más difícil de fragmentar, lo
veíamos venir; que en el Titanic los alemanes e incluso los franceses, cada cual a su modo y manera, están intentando desesperadamente tapar los agujeros
por donde entra el agua, lo que en economía se llama “aumentar la capacidad de
absorción de pérdidas”, lo hemos dicho repetidamente...
Pero que haya tenido que ser el señor Georges Ugeux, un banquero, el que lisa
y llanamente aclare la cuestión mientras el sheriff de Notting Hill da
explicaciones que no convencen a nadie...
En fin, aquí les dejo el link, por si desean leer ustedes mismos la solución
del misterio.
http://finance.blog.lemonde.fr/2015/04/20/la-mondialisation-financiere-est-elle-incontrolable/
Isabel Viñado Gascón.
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